Una ciudad de cañadas
POR TOMAS AQUINO MENDEZ.- Una vez más, nuestro país fue impactado por un fenómeno atmosférico. Por años hemos sido testigos de daños causados por ondas tropicales, ciclones, huracanes. Estamos en el mismo trayecto de los huracanes. Cada año, entre junio y noviembre, el país es tocado por uno de esos fenómenos.
Es penoso ver como tonelada de basura es arrastrada por las lluvias. Mucho se habla de la falta de un DRENAJE eficiente en el Gran Santo Domingo. Aunque todos los alcaldes, antes de llegar, lo prometen, la amnesia se apodera de ellos al asumir. Aunque es cierta la falta de un buen drenaje, yo creo que el tema de las inundaciones urbanas tiene una salida más sencilla y económica. El Gran Santo Domingo es un territorio de cañadas. Posee 98 para ser exacto. Los alcaldes tienen este dato.
Si deciden CADA 15 días llevar equipos de mantenimiento a esas cañadas, para extraer la basura acumulada, el agua lluvia no encontraría nada que arrastrar a su paso. Cada vez que una cañada se desborda el gobierno y las alcaldías gastan MILLONES en reponer ajuares dañados, asfaltar calles, llevar y sostener familias en refugios. Si se evitan esos desbordamientos, manteniendo limpias las cañadas, el ahorro será mayor que el gasto en el que se incurre cada vez llueve.
Claro, junto a la limpieza de cañadas cada 15 días, los cabildos deben cumplir su misión de recoger a tiempo la basura, limpiar los imbornales, al menos una vez al mes, llueva o no llueva. Con esas labores, se evitaría presentar esa FEA CARA de suciedad y abandono, que se muestra con el arrastre de tanto desperdicio por las cañadas abandonadas. Las cañadas no surgen con las lluvias, siempre están ahí, solo falta tomarlas en cuenta. Al menos que lo que se quiera sea dejarlas para fotos de ¿AYUDA? cada cierto tiempo.