Santiago.- Un viaje en hora nocturna al vertedero de Rafey, del español Oscar Faes, permitió el nacimiento de Cometas de Esperanza, entidad que con financiamiento de varias fundaciones logró rescatar decena de niños buzos de los cuales hoy 38 cursan carreras universitarias, uno de ellos en Europa.
Faes quien en el año 2006 llegó al país para desde aquí trasladarse hasta Haití y ayudar a personas en condición de vulnerabilidad, escuchó de que muchos menores subsistían recolectando objetos en el basurero municipal. Este impacto logró conseguir que cambiara de objetivo. Luego de acudir varias noches al vertedero y constatar las condiciones de los niños y de algunos adolescentes que iban junto a sus padres, decide buscar ayuda de la fundación Barceló para comenzar a trabajar en un programa educativo.
Ya en el 2007, Faes logra materializar su deseo de ayudar en Haití y en la ciudad de Tremble construye la escuela Reina Sofía, con la colaboración económica de la fundación Barceló y otras entidades.
Educación
Actualmente, el Centro de Educación Integral Cometas de Esperanza, que opera en el barrio santa Lucía (La Mosca) del sector Cienfuegos del distrito municipal Santiago oeste cuenta con 411 alumnos que cursan hasta el tercero de secundaria.
La calidad del servicio ha permitido que obtenga tres distinciones de oro a nivel provincial, nacional y el gran premio que otorga el Ministerio de la Administración Pública. También obtuvo el tercer lugar en México como mejor proyecto latinoamericano.
Andrea Suero Toribio, directora del centro dijo que actualmente de los menores que fueron rescatados en su momento como buzos, 38 cursan carreras universitarias como educación, psicología en universidades dominicanas.
Recibe apoyo
En el caso de Luis Manuel Estévez, estudia una licenciatura en arte escénico en la universidad Juan Carlos I de España.
Los reconocimientos logrados por el Ministerio de la Administración Pública le ha permitido contar con el apoyo del Ministerio de Educación que asigna los recursos para el pago a los profesores y la promesa que en su momento hizo el entonces ministro Andrés Navarro de levantar un politécnico.
Salida de basurero lo ayudó a dejar la miseria
Andrés Cordero, de 23 años de edad, recuerda que desde los nueve hasta los 13 se dedicaba a buzo en el basurero, pues era una de las pocas formas que tenía una numerosa familia de nueve hermanos y una madre soltera para sobrevivir a la pobreza. En ocasiones, narra que aunque de día no lo hacía, por las noches regresaba al vertedero. Actualmente se desempeña como profesor en Cometas de Esperanza, para devolver parte de lo que recibió.
Fuente: Miguel Ponce