POR DANILO CRUZ PICHARDO.- Recientemente el presidente de Bolivia, Luis Arce, fue objeto de un intento de golpe de Estado por parte del general Juan José Zúñiga, jefe del Ejército hasta ese momento y quien había fingido ser amigo del mandatario, al extremo que practicaban baloncesto juntos, pero que su verdadera lealtad responde a Luis Fernando Camacho, principal líder de la derecha política, y en menor medida a la expresidenta de facto JeanineAñez Chávez, quien se encuentra en prisión bajo los delitos de terrorismo, sedición, conspiración e incumplimiento de deberes.
El mayor problema político de Bolivia es la división del oficialista Movimiento al Socialismo, cuyo liderazgo se disputan el actual jefe de Estado y el expresidente Evo Morales, quien había sido figura principal por muchos años de esa organización. Las contradicciones han llegado al extremo de que los congresistas seguidores de ambos actúen de forma separada, lo que provocó que Arce perdiera el control de la Presidencia de la Asamblea Legislativa.
Y desde el Ministerio de Justicia se ha pretendido inhabilitar al antiguo mandatario, vinculándolo al narcotráfico. Sin embargo, las leyes electorales son un tanto ambiguas y no se ha podido establecer si Morales está en condiciones o no de ser candidato presidencial nuevamente.
Para las elecciones de agosto de 2025 Arce aspira a la reelección, pero simultáneamente Evo procura encabezar la boleta de su partido y retornar al poder, después de sentirse traicionado por quien había sido ministro de Economía durante todo su mandato (2006-2019) y considerado su delfín político. Arce, con el apoyo de Evo Morales, ganó con un 55% las elecciones presidenciales celebradas en Bolivia el 20 de octubre de 2019.
A la seria crisis del partido oficial, se suma una desfavorable situación económica del país, que se expresa con falta de reservas, déficit fiscal, escasez de dólares, subvención de los combustibles y auge de contrabando, mientras el Gobierno recibe presión de la población y sindicatos de trabajadores que demandan reivindicaciones sociales y económicas, lo que ha afectado la aprobación popular de las actuales autoridades.
Es en el marco de ese panorama político y económico que se le ocurre al destituido jefe del ejército, Juan José Zúñiga, levantarse contra el presidente constitucional de Bolivia, Luis Arce, en un intento de golpe de Estado que todavía no se ha podido establecer si Luis Fernando Camacho, principal líder de la oposición, estaba detrás de la conjura. Lo que sí llegó a exigir el general Zúñiga fue la inmediata puesta en libertad de la señora Añez Chávez. El hecho es que la derecha de Bolivia trató de pescar el río revuelto.
Hay que señalar que Zúñiga llegó a la jefatura del Ejército violando normas castrenses. El principal motivo para que el presidente Arce lo designara fue la actitud contraria del militar hacia Evo Morales, quien llegó a protestar la designación.
Sin embargo, pese a los problemas económicos y la crisis interna del MAS, la oposición política no ha podido capitalizar la situación electoralmente con miras a agosto de 2025. Naturalmente, la contienda comicial se llevaría a cabo dentro de un año y dos meses y no se sabe la forma en que evolucionaría el panorama político.
