POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- Con un 2028 muy distante todavía, no dejó de sorprender a muchos que el cabeza del partido morado, con sus temas y anatemas que lo sacaron del poder con la sábana por un canto debido a hechos y comportamientos reprochables por los que nunca le han pedido disculpas al país, dijera muy temprano que el PLD se prepara y trabaja para volver a gobernar.
Cierto que en política nada está escrito, pero más aún lo es aquella realidad de que “soñar no cuesta nada”, si pensamos en el largo tiempo que generalmente le toma limpiarse y recomponerse a todo partido salido del poder tras cometer grandes errores y ser objeto de serios cuestionamientos en el desempeño público.
Se recuerda que el candidato que Medina impusiera a todo costo económico y riesgo político para evitar que Leonel ganara la convención interna, su pupilo Gonzalo Castillo, dijo poco después de ser derrotado en las elecciones generales por un Luis Abinader beneficiado por la circunstancia de la división del partido gobernante y el rechazo del oficialismo de entonces que “no volvería a aspirar a la presidencia”.
A Gonzalo, de reconocida dinámica como ministro de Obras Públicas, le sobrevino la imputación y posterior prisión accionadas por el Ministerio Público, junto a otros altos funcionarios y varios familiares cercanos del ex-presidente Medina, por casos aún no concluidos en la justicia dominicana. A quienes tomaron en serio las palabras del candidato morado en el 20, ha extrañado una campañita reciente en las redes sociales promoviéndolo para el 28.
De inmediato, se tiene el “palpito” de que se trataría de una carta “Gonzalo parte 2” jugada por Danilo para, en una suerte de “triple play”, descartar de plano que Abel Martínez vuelva a intentar; cortar las alas y cerrarle el paso a tiempo a un Ariel Jiménez en crecimiento y, evitando el repunte de todo el que aspire o proyecte algunas condiciones, seguir con el control absoluto de la organización, vista como fuente de refugio y hasta de negociación
político-personal del ex-gobernante, dependiendo de las circunstancias y conveniencias del momento.
Lo que sería sin dudas, una posición egoísta, que solo podría verse como tapón o retranca a todo intento de limpieza o recomposición del PLD con miras a repuntar más adelante y proponerse volver a ser opción de poder.
