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El deporte bajo la sombra de las apuestas

Las apuestas pueden ser un arma de doble filo.

Para algunos, son un juego de adrenalina, emoción y ganancias. Para otros, un pasatiempo que se convierte en adicción.

Pero cuando quien apuesta es un deportista profesional, la apuesta ya no es solo peligrosa: es fatal. Porque en ese caso no solo se arriesga dinero, se arriesga la credibilidad y en la mayoría de los casos, la carrera.

El más reciente cases el del lanzador dominicano Luis Ortiz, abridor de los Guardianes de Cleveland, quien está bajo investigación de las Grandes Ligas por presuntos vínculos con apuestas ilegales.

Aunque aún no hay una suspensión formal, el simple hecho de que su nombre esté vinculado a este tipo de investigaciones ya representa un golpe a su imagen, y revive una larga lista de escándalos similares.

Ortiz está siendo investigado por la MLB por su posible implicación en una práctica conocida como spot-fixing, en la que Ortiz no haría apostado al resultado del juego, o a impactar él directamente en cómo iba a terminar el mismo, sino con dos lanzamientos que no estaban supuestos a ser strike, y finalmente así ocurrió.

El caso de Ortiz no es aislado, otro jugador está siendo actualmente también investigado, esta vez en la NBA.

Se trata de Malik Beasley, escolta de los Pistón de Detroit la temporada pasada.

Beasley, está siendo investigado por la oficina del Fiscal de Distrito de Estados Unidos en relación con acusaciones de apuestas vinculadas a juegos de la liga.

Pero él no es el único de la NBA.

El año pasado la liga suspendió de por vida a Jontay Porter, jugador de los Raptors de Toronto, tras descubrir que apostó en partidos de la liga, incluyendo juegos en los que él mismo participó.

Porter incluso habría manipulado sus estadísticas para favorecer ciertas jugadas en las apuestas.

Otro escándalo de alto perfil sacudió el béisbol con el caso de Tucupita Marcano, infielder venezolano que fue suspendido de por vida por MLB al comprobarse que había apostado en múltiples partidos, incluyendo encuentros de su propio equipo, los Piratas de Pittsburgh.

A este panorama se suma la polémica en torno a Shohei Ohtani y su exintérprete Ippei Mizuhara, acusado de haber robado millones de dólares del astro japonés para saldar deudas de apuestas ilegales. Aunque Ohtani no fue acusado, el escándalo dejó una ligera mancha en su entorno, aunque con su actuación en el terreno la está haciendo olvidar.

Y si de apuestas se trata, imposible no mencionar el caso más famoso de todos: Pete Rose, líder histórico en hits de Grandes Ligas, vetado de por vida por apostar en juegos de su propio equipo mientras era manager.

El deporte, como la vida, tiene reglas. Y cuando se violan, el precio a pagar puede ser demasiado alto.

MOISES MEJIA

Redacción

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