Opinión

Almuerzo ético y moral

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- El expresidente Leonel Fernández, que sufre de un alzhéimer privilegiado, que solo recuerda las cosas que le convienen, ha invitado al presidente Luis Abinader a un almuerzo para hablar sobre la situación económica, política y social del país, que según él ha sufrido un deterioro extraordinario.

De paso, el exmandatario quiere que durante el almuerzo hablen sobre las obras que el gobierno del Partido Revolucionario Moderno, que encabeza Luis Abinader, ha realizado en la “ciudad corazón”.

El presidente Abinader le responde aceptando la propuesta. Quiere que almuercen (los pobres comen, los ricos almuerzan), pero en Pedernales, donde el progreso y el bienestar son cada día más evidentes por las obras de desarrollo turístico que allí se levantan a pasos agigantados.

Sin embargo, yo creo que el almuerzo no debe ser para discutir cuál de los dos ha hecho más por el bienestar de los dominicanos; no es discutir cuántos hospitales, escuelas, universidades, puentes y carreteras se han construido en los últimos 25 años.

Sería una discusión estéril, porque las circunstancias en que ambos dirigieron el país, tanto a nivel nacional como internacional, son distintas.

Además, no se puede comparar la acción de un gobierno de 12 años, que llegó a 20 con los 8 de su alicate Dañino Medina, con uno de apenas cinco años que tuvo que enfrentar una pandemia que paralizó el mundo, la quiebra de grandes empresas, el turismo paralizado, el desempleo, la inflación, la carestía de los insumos agrícolas, del petróleo, los commodities, etc., con uno, como el del PLD, que navegó en aguas mansas, sin grandes turbulencias.

El problema, insisto, no es quién hizo más y quién ha hecho menos. Es obvio que Abinader, en cinco años, ha transformado el país, le guste o no les guste a los mediocres opositores. Y que en 12 años Fernández construyó un imperio de malversación, derroche y corrupción, siendo considerado por muchos como el “Padre de la corrupción moderna”.

Al término de la presente gestión, Santiago tendrá un antes y un después gracias al trabajo incansable del presidente Abinader.

Los santiagueros lo pueden decir. La transformación que ha experimentado la ciudad corazón es más que evidente.

Lo mismo está sucediendo con las principales ciudades: Pedernales, Puerto Plata, Santo Domingo, entre otras. Grandes obras se levantan en todo el territorio nacional. La región Este se transforma. El Sur, bajo la tutela del presidente Abinader, “también existe”.

Insisto en que el almuerzo entre los presidentes Abinader y Leonel (pueden sumar a Danilo) debe tener un carácter ético y moral.

Danilo dice que en su gobierno solo hubo 14 denuncias de corrupción; en este de Abinader ya contabilizó 70, pero no señaló una sola.

Redacción

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