Opinión

Caso Macarrulla

POR DANILO CRUZ PICHARDO.- En un ejercicio de adulonería (propia de la cultura trujillista que arrastramos 60 años después de la desaparición de ese delincuente) muchos funcionarios y otros que se la buscan se han pasado la semana resaltando las “cualidades” del ministro de la Presidencia.

Entre las cosas que leí están –nadie me puede contar–: “trayectoria acrisolada”, “miembro de una familia honorable”, “transparente”, “empresario exitoso”, “de hogar cristiano”, “educado en las mejores universidades”, “emprendedor”, “sacrificado” y “de familia noble y respetable”. Es posible que falte la transcripción de adjetivos.

Como si se tratara de una orquesta bien afinada, por haber ensayado previamente, la mayoría de los ministros y demás funcionarios dirigieron lisonjas al contratista a través del tweeter. De todas maneras, el teatro fue pobre, pues una sola persona no puede recibir tantos reconocimientos en tan breve tiempo.

Además, nadie está diciendo que el señor Macarrulla es bueno o es malo, pues no es nada personal. Sencillamente su empresa constructora levantó la nueva cárcel La Victoria, obra a la que se le atribuye una sobrevaluación superior a los tres mil millones de pesos. Fue un hijo de Lisandro el que firmó, pero ¿a quién pertenece la compañía?
Y con esa lluvia de elogios –en los que participaron hasta Margarita Cedeño y Félix Bautista– más que bien se le hace daño al número dos del “Gobierno del cambio”, pues es una forma de entorpecer la labor del Ministerio Público. La actitud más correcta la asumió Milagros Ortiz Bosch, directora de Ética Gubernamental, quien solicitó la investigación correspondiente.

En lugar de dirigir una orquesta de funcionarios constituidos en bocinas, el proceder idóneo de Macarrulla sería la licencia, tal y como hicieron Kimberly Taveras y Leonardo Faña, involucrados en hechos mucho menos gravosos, pues ninguno de los dos casos envuelve recursos estatales.

Hay que reconocer que Luis Abinader escucha, tiene un oído en el sentir de la población. Desistió de la privatización de empresas públicas, lo que estuvo en la agenda del ministro e hizo recordar alprimer Gobierno de Leonel Fernández, donde se vendieron a precio de “vaca muerta” todas las empresas de CORDE, los ingenios azucareros y tierras del CEA. Hoy no están las empresas ni los ingenios ni las tierras, pero tampoco está el dinero.

Redacción

Bienvenidos a la página oficial de CALLE56. Aquí podrás encontrar las ultimas noticias del acontecer mundial, nacional y de la ciudad de San Francisco de Macorís

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba