Opinión

Discursos limitados

POR DANILO CRUZ PICHARDO.- Para la oposición competir, en las elecciones de febrero y mayo del año entrante, tiene que unificarse cien%, pero las rivalidades y grandes obstáculos impiden la anhelada concertación entre muchos dirigentes de la Fuerza del Pueblo y del Partido de la Liberación Dominicana. Y en un país, como el nuestro, donde los comicios presidenciales suelen definirse en una ronda, es un desatino el estar hablando de segunda vuelta. Se hace tarde para pretender enfrentar a un PRM que hizo unas primarias exitosas y luce robustecido.

El propio discurso de los líderes opositores presenta limitaciones. Todos conocemos la capacidad del doctor Leonel Fernández, hombre actualizado en los temas internacionales y con excelente dominio de los problemas de la agenda nacional. Sin embargo, por razones que muchos electores ignoran, el líder de la Fuerza del Pueblo se circunscribe al alza de los productos de la canasta familiar, el deterioro de ciertos servicios públicos y el tema haitiano, sobre el cual coge y deja y formula recomendaciones.

En los últimos días, de forma adicional, aborda el aspecto sanitario, específicamente la afección del dengue entre los dominicanos. Hasta ahí llega su discurso, como si sus asesores le tuvieran vedado determinados temas, o él, motu propio, decidiera evadir aristas del ajedrez político que podrían colocarlo a la defensiva.

Esa es la situación del doctor Fernández, pero posiblemente –y pese al atractivo de su juventud –la de Abel Martínez es todavía peor. No puede hablar de corrupción, porque es el candidato presidencial de un partido cuyos miembros de su cúpula se muestran arrinconados, con un rosario de imputaciones delictivas, después de 20 años de ejercicio gubernamental. Es el motivo por el cual Abel selecciona anticipadamente sus temas, los cuales repite, mediante un discurso populachero, en los encuentros que sostiene con sus compañeros de las diferentes localidades del país.

Es cierto que no se le observa leyendo papeles ni teleprompter, pero eso no significa que esté improvisando. Improvisa las palabras, no las ideas, las cuales son preseleccionadas conforme a las características, problemáticas y quejas de los lugareños. Los candidatos usan el truco hasta de memorizar los nombres de los principales dirigentes de los comités municipales. Hasta ahí todo va bien, pero de inmediato surge la siguiente pregunta: ¿Por qué no acude a los espacios de entrevistas en los medios audiovisuales, los cuales se transmiten simultáneamente por Youtube y otras redes sociales?.

No lo hace, porque no dispone de un amplio vocabulario ni mucho menos domina los temas nacionales e internacionales. Un candidato presidencial tiene que saber de economía, aunque no sea economista. Tiene, por lo menos, que aprenderse un programa de gobierno que involucre las soluciones a los más diversos problemas. Ese muchacho no tiene perfil de estadista.

Por encima de ese enorme inconveniente, en una entrevista, si no es arreglada, podrían hablarle sobre el cambio climático, política energética, prioridades presupuestarias, tasa de cambio, déficit fiscal, medidas a tomar ante la inseguridad ciudadana.

Redacción

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