El juez y la coerción
POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- El Sistema de Justicia de la República Dominicana no es propio de un Estado Democrático de Derecho, como está plasmado en la Constitución. Por el contrario, es un sistema injusto y clasista, que privilegia a unos mientras condena a otros, dependiendo del estatus económico, político y social.
Es simple: los pobres van a las cárceles, los ricos o poderosos, no, aunque haya sus excepciones que no hacen más que confirmar la regla.
Las cifras hablan por sí mismas: en el sistema carcelario del país hay 35 recintos, 12 de corrección y rehabilitación y 23 del denominado viejo modelo, donde purgan sus condenas la mayoría.
Unos 26 mil reclusos se encuentran entre rejas, cerca del 70% de manera preventiva a pesar de que el 50% ya cumplió la medida de coerción que le fue impuesta, según la Oficina Nacional de Defensa Pública, lo cual no solo es injusto, sino violatorio del derecho de defensa, al debido proceso y la presunción de inocencia de todos los ciudadanos acusados de cometer un delito. (Se supone que todo individuo es inocente hasta tanto un juez competente determine lo contrario durante un juicio).
Un altísimo porcentaje de los “Internos” en nuestras cárceles no solo están preventivos (casi un 70%), la mayoría pobres, sin nombre, ni apellidos sonoros o de “alta gama”, y, por supuesto, sin dinero para pagar abogados de renombre, que los defiendan a rajatablas, sean culpables o inocentes, sino que están en “ergástulas” donde encerraban a los esclavos.
El hacinamiento de nuestras cárceles es vergonzoso. En la cárcel de La Victoria, por ejemplo, han encerrado unas 8 mil personas, pero ocurre que fue construida solo para dos mil “internos”, como eufemísticamente les dicen a los desheredados de la fortuna del país.
Señores de la justicia, hay que humanizar las cárceles. Si a los ciudadanos de abajo les quitamos su libertad, no les quitemos su dignidad. Las cárceles están abarrotadas de presos preventivos. El Sistema de Justicia es muy costoso. Hay que terminar con la cultura del ¡tránquenlo!.
La última de las medidas de coerción es la primera. El Ministerio Público de la “justicia independiente” solicita que todos los expedientes sean declarados “complejos” para solicitar 18 meses de cárcel, que suelen extenderse a 20, 24, etc. (Hasta que Colón baje el dedo) La cultura trujillista-balaguerista del ¡tránquenlo! sigue vigente.
Este es uno de los países que porcentualmente tiene más presos preventivos del mundo.
Hay ciudadanos que se han pasado años en la cárcel sin ni siquiera tener una acusación formal, solo por no tener quien lo defienda, por no tener familia que lo proteja y pague los sobornos que en muchas ocasiones hay que pagar. Las cárceles dominicanas están deshumanizadas.