El PLD, el PRM y la deuda
POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Los préstamos no son buenos, ni malos, depende del uso que se les dé, si contribuyen o no al desarrollo, si se utilizan para obras de bien social o para robarse una buena parte como ocurría en el pasado reciente.
Todos los empresarios, no importa el área a la que se dediquen, en algún momento se han visto obligados a recurrir a los mercados de capitales, internos o externos, para salir de una crisis o para fortalecer sus empresas. Si les preguntamos a los empresarios más importantes del país corroboran lo que digo.
No es casual que muchos de los países más grandes y desarrollados del mundo sean, al mismo tiempo, los más endeudados. Veamos algunos ejemplos:
-Japón, una potencia científica y tecnológica, con un desarrollo extraordinario, es el país más endeudado del mundo, según un ranquin especializado, con casi 240% de su Producto Interno Bruto (PIB). -Grecia, 181 del PIB, Líbano 143, del PIB, Italia, 132 del PIB, Jamaica, 115 del PIB, Singapur 112 del PIB, Estados Unidos, 107.2 del PIB, Portugal, 126 del PIB, España 99.3 del PIB. Hay países pobres y ricos muy endeudados. Egipto, 103 del PIB un país antiguo sumido en la pobreza y el subdesarrollo, lo cual demuestra que el endeudamiento puede ser bueno, pero también puede ser malo. El “riesgo país” no necesariamente depende del endeudamiento.
La deuda latinoamericana en el año 2019 era de un 69% del PIB. Con la pandemia del coronavirus subió a un 79%, es decir, 10 puntos. Significa que toda la región se endeudó para enfrentarla, algunos con bastante éxito, como el nuestro que está entre los primeros lugares del mundo, aunque la oposición juegue a la política en una campaña proselitista prematura, y aunque “el pollo esté caro”, porque escasea el cerdo y porque aún la crisis no termina.
Quiere decir, mis queridos lectores, que el gobierno dominicano, al igual que los demás, se vio obligado a recurrir al mercado de capitales internacionales para obtener el dinero que le permitiera comprar vacunas, medicamentos, equipos, aplicar planes sociales de contingencia, etc., para impedir que los ciudadanos se contagiaran y murieran. En otras palabras: el presidente Luís Abinader y el equipo laborioso que lo acompaña en el “Gabinete de Salud” pusieron en primer plano la salud de la población, no la economía, no el clientelismo, ni el paternalismo.
No tengo el dato, pero el Estado debió invertir en la crisis 500 o 600 millones de dólares sólo en vacunas. (Mal contados) Calculo 22 millones de dosis compradas entre 18 y 20 dólares la unidad, sin añadir medicamentos, equipos, etc.