Opinión

Insisto con Faña

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Perdonen, mis queridos lectores, que insista en el caso del dirigente del Partido Revolucionario Moderno y director del Instituto Agrario Dominicano, Leonardo Faña, encarcelado por supuesto acoso y agresión sexual. No sé si Faña es culpable o inocente, no soy investigador, policía ni fiscal, pero sigo sin creer la historia novelesca y hasta infantil de la señora que lo acusa.

Lo que si sé es que hay gato entre macuto, lo que sospecho -ya lo dije- es que Faña cayó en un gancho, como un niño cuando le ofrecen un caramelo. No es la primera vez que ocurre, ni es el primer hombre que, atraído por la carne, como dirían los cristianos, sucumbe ante los encantos de una fémina, aunque en el caso que nos ocupa no los vi. Lo que sí considero es que el dirigente del PRM no debió terminar en una cárcel, que la medida de coerción debió ser otra. Faña no es un peligro para la sociedad, ni siquiera para la mujer que lo imputa, que por demás se encuentra fuera del país.

Me preocupa que en un momento de dificultad su partido lo haya dejado solo, cosa que no hace el PLD con los acusados de robarse el país. El “debido proceso” para los desfalcadores es reclamado con uñas y dientes. El PLD defiende sus demonios hasta que sean condenados en los tribunales. Pero al pobre Faña pocos lo defienden. La presunción de inocencia desapareció en el momento de la acusación. El Ministerio Público actuó rápido, lo que no ha ocurrido en muchos otros casos, lo cual me resulta sospechoso.


Sucede -voy al grano- que Faña fue el único dirigente del PRM que enfrentó la supuesta mafia que tenían en el Palacio Nacional con los permisos de importaciones, el que dio la cara, el que acusó directamente al antiguo ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, de beneficiarse y de crear un monopolio con el ajo y los fertilizantes, al extremo de ser sometido a la justicia y condenado a pesar de tener la razón.

Esa justicia que lo condenó teniendo la razón cuando Danilo Medina era presidente es la misma que ahora lo apresa ante una acusación de acoso y agresión sexual que parece inverosímil. Fue Faña el que realizó una investigación nacional sobre las “visitas sorpresa” del expresidente Medina, que reaccionó airado porque el dirigente agropecuario demostró que las visitas sorpresa eran un fraude, que las promesas que hacía el mandatario no se cumplían en más del 80% de los casos. Al Gobierno le dolieron las revelaciones que hizo Faña, a tal grado que el equipo de comunicación oficialista gastó mucho dinero en desmentirlo en algo imposible porque el estudio no dejaba lugar a dudas. Danilo Medina usaba las visitas sorpresas para promover su imagen con miras al proyecto reeleccionista que finalmente fracasó.

Redacción

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