Opinión

Las mujeres de Abinader

POR LUIS PEREZ CASANOVA.- Es más cómodo reconocer el acierto que ha tenido el presidente Luis Abinader con la elección de por lo menos cuatro mujeres que lo acompañan en su gestión que explayarse en disquisiciones para sustentar el papel que han tenido en la historia muchas de ellas.

Aunque ha sorprendido con habilidades que no se le suponían, -buen bailador-, Abinader no necesita de cartas de presentación. No ha tenido que construir una marca para distinguirse o conectar con la población. Su integridad personal y familiar, vocación de servicio, capacidad de trabajo y fino olfato avalan, entre otros atributos, tanto su vida pública como su ejercicio del poder.

Es lo que se ha notado desde su juramentación hasta la fecha. Y son precisamente esas condiciones las que le han permitido rodearse de esas mujeres que dan ese toque humano, de honradez, eficiencia y justicia a su gestión.

Cuando Abinader anunció a Raquel Peña como compañera de boleta muy pocos, a pesar de las credenciales como empresaria, profesora y vicerrectora administrativa de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, valoraron la decisión en su justa dimensión.

Hubo quienes exclamaron ¿y quién es esa? A la hoy vicepresidenta se le veía como una desconocida, cuyos aportes a la victoria del candidato del PRM estaban en dudas.

La capacidad, experiencia y eficiencia que ha demostrado en las responsabilidades que se le han asignado confirman que su elección fue sabia e inteligente.

Con Milagros Ortiz Bosch, Abinader envió un mensaje moral, de compromiso con la pulcritud. Doña Milagros, un símbolo de honestidad, trabajo y sacrificio, ha sido vicepresidenta de la República y senadora, lo que indica que es bastante lo que puede aportar desde la Dirección de Ética Gubernamental a la transparencia reivindicada por Abinader como uno de los soportes de su gestión para fortalecer el sistema institucional.

Y para que se aquilate su determinación de erradicar el borrón y cuenta nueva que ha fomentado la corrupción y la impunidad el mandatario puso el cetro en manos de una mujer ideal por su independencia y vasta experiencia en las lides judiciales como Miriam Germán Brito.

La última de las mujeres ha debido ser la primera, su esposa Raquel Arbaje, porque es la que aporta el sentido humano, la gracia y el entusiasmo con la sinceridad y sencillez con que se entrega a sus causas sociales.

Por ese carácter dulce y espontáneo, Raquel de Abinader, a quien ve como una Evita, ha calado en los sentimientos de población e incluso completando el carisma de que suele carecer el jefe del Estado. Si es necesario todavía un retoque al cuadro, está la imagen de la hermosa y talentosa Milagros Germán en la Dirección de Comunicaciones.

Redacción

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