POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- La estrategia de líderes occidentales de cercar a Rusia económicamente para procurar una rebelión interna contra Putin, parece pueden tener un peligroso rebote boomerang en perjuicio, no sólo de Estados Unidos y los países de la OTAN, sino contra los países en desarrollo de América Latina.
El aumento de los combustibles ha llegado de manera inmediata, así como de muchos productos básicos importados. Esto está ya generando un impacto tremendo en el costo de la vida de los más pobres y de la clase media, que tiene que sobrevivir con sueldos y entradas fijas.
Las sanciones contra Rusia impactarán en aumento de la brecha entre ricos y pobres. La posibilidad de estallidos sociales puede desestabilizar a regímenes democráticos.
El panorama geopolítico en la región de América Latina puede dar un giro importante a la izquierda, con el surgimiento de gobiernos con afinidad política con China y Rusia. Los casos de Colombia y Brasil, completarían un cuadro hostil a los intereses de Estados Unidos.
Y aparte de lo descrito, en Estados Unidos trasciende la noticia de que una misión del gobierno Biden explora posible compra adicional de petróleo a la dictadura Maduro para sustituir el petróleo que Estados Unidos le compra a Rusia.
Si Estados Unidos decide sustituir el crudo ruso por petróleo venezolano, no sólo consolida a Maduro; con esa decisión fortalecería las dictaduras de Cuba y Nicaragua y pondría a Maduro en una holgura económica para apoyar a sus candidatos en Brasil y Colombia. La gran beneficiaria si ésto ocurriese sería China, principal rival geopolítico en América Latina de Estados Unidos.
Creo que el cálculo de Occidente de acorralar a Rusia por vía económica, no sólo está teniendo un efecto boomerang, sino algo peor; nos puede llevar a una crisis mucho más grave que la crisis de 1962 entre Estados Unidos y la URSS, de la cual escribí el lunes pasado.
En medio de este sombrío panorama llena al mundo de esperanza la mediación que se lleva a cabo Israel, entre Putin y Occidente. El gobierno israelí sabe lo peligroso que puede ser acorralar a Rusia, que podría estrechar su relación con los iraníes y su pretensión de tener armas nucleares, lo que obligaría a Israel a atacar preventivamente y abrir una peligrosa guerra en Medio Oriente, duplicando los precios del petróleo y creando un conflicto mayor en la región árabe petrolera.
Creo que todos debemos orar para que esa gestión de paz de Israel sea exitosa, por el bien de la paz mundial y especialmente para la suerte de los países de América Latina, cuyas economías sufrirían grandemente, incluyendo la nuestra.
