Problema Cámara de Cuentas
POR DANILO CRUZ PICHARDO.- El pasado presidente de la Cámara de Cuentas, Hugo Álvarez Pérez, admitió, en interrogatorio hecho por la Procuraduría General de la República, que en el organismo que dirigía se maquillaban auditorías. La falta de seriedad motivó al presidente Abinader, en discurso hace cerca de dos años, a pedir la renuncia de su pleno, cuando faltaban tres meses para agotar su período.
En esa oportunidad se dijo que Álvarez Pérez llegó a esa posición por ser concuñado de José Ramón Peralta, ministro administrativo en el gobierno pasado, a quien se le atribuía influir para que 13 auditorías sean adulteradas, entre las cuales está una del Ministerio de Hacienda.
Al escogerse una Cámara de Cuentas, presidida por el joven Janel Andrés Ramírez Sánchez, de quien se dice que es preparado y serio, ha salido a flote toda la podredumbre del Ministerio de Hacienda, bajo la incumbencia de Donald Guerrero, con actos de corrupción pública ascendente a decenas de miles de millones de pesos.
¿Y qué pasa ahora? Que ese expediente no puede salir a la luz pública, porque provoca la caída de altares, es decir, de personas aliadas políticamente al presidente Abinader. Además, ya al presidente no le interesa ninguna persecución que afecte a la gestión anterior, en su búsqueda de alianza con Danilo Medina, bajo la mediación de Hipólito Mejía. Así de sencillo.
Y las circunstancias políticas aconsejan a Palacio a cortar la soga por el lado flaco, cambiando la Cámara de Cuentas, alegando un expediente judicial que tiene su presidente, donde dos jóvenes empleadas lo acusan de “acoso sexual”. Ahora se cambió por “acoso laboral”.
¿Desde cuándo pedir WhatsApp a dos subalternas y hacer preguntas privadas constituye acoso laboral ni sexual? Sencillamente Ramírez Sánchez no debió de hacerlo por su jerarquía, pero tampoco su acción involucra nada gravoso. Eso debió quedar ahí.
Sin embargo, miembros del propio pleno motivaron a las damas a querellarse y ahora todo se les ha ido de las manos. Los cinco miembros anuncian unidad institucional. Ya es tarde, pues el caso llegó al corrompido Congreso Nacional. Y ahora Palacio quiere una nueva cámara. Una que maquille auditorías.