POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- A propósito de percepción y de mediciones con miras al proceso del 2024, se fortalece la creencia de que las razones por las que el PLD fue sacado del poder, son las mismas que lo descartan como opción electoral dentro de un año.
Pese a esa realidad, era entendible que la organización se activara y escogiera un candidato, hasta como medio de presión ante el llamado de la justicia a varios de sus exfuncionarios, pero a sabiendas de que el tiempo todavía es corto para reciclarse y reinsertarse en mejores condiciones en el mercado electoral.
Las tres últimas muestras, con intereses marcados o sin ellos, venden a quienes les compran sus números la reafirmación de que la disputa por el triunfo en las urnas en la venidera contienda se centra en las figuras de Luis Abinader y Leonel Fernández, mientras le reserva un tercer lugar y prácticamente deja fuera de competencia al candidato morado Abel Martínez.
La renuncia de Francisco Javier García como coordinador de campaña de este último, bajo excusa de no ver claro el factor confianza entre ambos y sugerir la existencia de equipos y planes paralelos, sería un duro golpe a la candidatura presidencial del actual alcalde de Santiago, no porque el primero sea determinante para un triunfo, sino por el golpe de efecto o mensaje que envía en doble dirección, primero, el claro reflejo de problemas internos a nivel de la cúpula del PLD y, segundo, sugiere falta de confianza en un triunfo electoral del candidato escogido, lo que, a su vez, estimula que siga la migración incontenida de peledeístas de distintos niveles a otros litorales políticos, especialmente hacia la Fuerza del Pueblo y el proyecto presidencial del doctor Fernández.
Aunque en la carta-renuncia a Abel el autor le da el consuelo de que: ”ustedtiene las condiciones para ganar las elecciones por venir”, le dice que: “la lucha política no es muscular, es de inteligencia, donde el predominio de la humildad, la tolerancia y la sabiduría que solo Dios da, son el camino que conduce a la luz del triunfo”.
Por cierto, hay quienes creen que al ver poca posibilidad de éxito en esa candidatura es que Francisco Javier, acostumbrado a bregar con candidatos punteros, saca el pie a tiempo, para no cargar con una eventual derrota.
Y es que un miembro de la ‘OTAN’ del PLD nunca pierde, tiene vista aguda y fino olfato. Como en el caso de Margarita, hay sospechas de que Danilo apueste a otro candidato, no a Abel y que este sea un instrumento. Al margen de lo que haga la base del PLD en el escenario -muy probable- de una segunda vuelta, escribe un amigo de un posible “plan de desmontar a Abel para buscar la forma de favorecer a Luis, a cambio de impunidad”.
De ser el caso, y partiendo de que en política no hay nada escrito, sería de un altísimo costo político para Luis Abinader, porque chocaría de frente con el discurso anticorrupción y de cero impunidad de la campaña anterior y que ha mantenido desde el gobierno, así como con lo del “Ministerio Público independiente”, al que tendría que recurrir, no necesariamente para “bajarle una línea”, pero por lo menos para sugerir “una dispensa”.
