Tablazo fiscal
POR NARCISO ISA CONDE.- El tablazo fiscal fue sometido a un congreso degradado, depositado por un gobernante con inversiones en paraísos fiscales, en un país impactado en cuatro décadas por contrarreformas neoliberales generadoras de desigualdades brutales y penurias dramáticas, concentración de enormes riquezas en pocas familias, predominio de la usura financiera y gansterización extrema del capital, el estado y su sistema de partidos.
El crecimiento alcanzado ha sido además manipulado para favorecer el control del mercado por grandes corporaciones.
Esto converge con salarios miserables, presupuestos deficitarios, significativamente disminuidos por deudas públicas onerosas, con bajísima inversión de capital y elevados gastos corrientes; acompañado de un sistema impositivo regresivo, sustentado en un 70% por impuestos al consumo (ITBIS) aportados por las mayorías populares.
Reformar en situaciones así, no es simplemente modernizar.
Es modificar significativamente esta realidad a favor de los pobres y sectores medios de bajos y moderados ingresos… necesariamente a costa de los megarricos.
Eso exige erradicar el latifundio, recuperar terrenos urbanos usurpados y bienes del estado privatizados.
Establecer Impuestos progresivos a las ganancias.
Salarios y pensiones dignas.
Participación obrera en los beneficios de las grandes empresas.
Cobrar pasivos ambientales.
Renegociar deudas y reformar el gasto público para ofrecer servicios sociales de calidad.
Hay que reducir impuestos al consumo (ITBIS), no aumentarlos como se propone (IVA).
Incrementar y especificar prioridades de presupuestos de salud, educación, medio ambiente, mujer, justicia y cultura.
Reducir los de Presidencia, defensa, Policía Nacional, botellas, JCE-partidos, Congreso (barrilito, exoneraciones, privilegios).
La propuesta de generalizar los impuestos al consumo, con solo 7 excepciones, y el conjunto de medidas que golpean las capas medias de bajos y medianos ingresos, son criminales y han provocado indignación justificada.
Decir que aumentar el salario mínimo del sector público de la miserable suma de 10 mil pesos a 15 mil mensuales y la tarjeta de alimentos en 350 pesos, es una gran burla.
Solo nos queda tomar las calles para derrotar ese tablazo y crear una propuesta político-social que dispute el poder.