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Una sociedad invivible

POR MARCOS SANTOS.- Mientras la inmensa mayoría se preocupa exclusivamente por el bienestar material propio y de allegados, la sociedad dominicana vive una de sus peores etapas desde el punto de vista dentro de lo que debe ser una convivencia apegada a las buenas costumbres y total respeto a la Constitución de la República y las leyes.

Son muchos los ciudadanos que salen a las calles y que no respetan ninguna norma, y que andan llevándose el mundo por delante, creando un ambiente de caos y de total desorden.

Lastimosamente, somos el país número uno del mundo en accidentes de tránsito, la mayoría de estos lamentables hechos causados por la falta de formación hogareña, la imprudencia, y el salvajismo de muchísimos conductores de vehículos de motor.

Asimismo, estamos en los primero lugares en los embarazos en la adolescencia, porque sencillamente nos hemos convertido en una sociedad desenfrenada, con un grado de libertinaje asombroso, donde es común el consumo de drogas y alcohol a temprana edad.

Igualmente, en la macabra estadística de los feminicidios, alcanzamos lugares cimeros a nivel del mundo, debido a una mentalidad adoptada por muchos hombres, que ven a la mujer como un objeto de su propiedad, entre otros factores.

La delincuencia arraigada en amplios sectores del país, nos ha llevado a cambiar nuestros hábitos, y nos hace personas antisociales, y sobretodo desconfiadas hasta de nuestro propio entorno.

Y como si faltara poco, la basura arropa importantes lugares de esparcimiento público.

Da pena y vergüenza, ver nuestros ríos y nuestras playas, claro con honrosas excepciones, llenas de plásticos, botellas de cristal, y todo tipo de desechos que no solo afean el entorno, si no, que afectan el medio ambiente.

Y todo esto sucede, muy a pesar del esfuerzo de las autoridades, e incluso de distintas personalidades de la vida nacional, quienes se han sumado a innumerables campañas para llamar la atención de estos males que nos aquejan a todos.

Para mí, esto casi está tocando fondo.

Podemos aspirar a tener buenos vehículos, usar ropa de marca, exhibir relojes caros, vivir en mansiones de lujo, pero respetemos a los demás, respetemos nuestras leyes.

Humildad, decencia, educación, tolerancia, civismo, honestidad, bondad, empatía, respeto, entre otros, son valores que debemos poner en práctica cada día y en cada momento, por el bien propio y por todos los demás.

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