Opinión

Ley orgánica de las FFAA

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- He leído con mucha atención el artículo, bien ponderado y desapasionado, sin sesgo político, que publicara en el periódico Listín Diario el vicealmirante retirado Homero Luis Lajara Solá sobre el cumplimiento o no de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas durante la presente gestión del presidente Luis Abinader.

El trabajo me obligó a leer la extensa y detallada ley, la cual fue resultado de una investigación histórica militar, tanto del país como del extranjero, antes de evacuarla. Es una pieza bastante detallada y completa.

¿Se cumple la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas rigurosamente? La respuesta es: ¡No! No con la rigurosidad que el propio texto establece. Pero, como bien dice Lajara Solá, el ministro Carlos Luciano Díaz Morfa, militar de carrera de gran conocimiento y experiencia, bajo la orientación del presidente Luis Abinader, su jefe “supremo”, trata de hacerla cumplir mesuradamente en la medida de lo posible, sin abusos ni atropellos.

Debo decir, a partir de la lectura y ponderación de la ley, que no es tarea fácil, por razones políticas y culturales. No olvidemos que Trujillo, dictador ladrón y asesino, gobernó el país bajo un régimen estrictamente militar. Y que esas mismas fuerzas militares fueron las que bombardearon al pueblo en el puente Duarte durante la guerra de abril, las que aniquilaron a los expedicionarios del 59, las que enfrentaron y fusilaron a Manolo Tavárez y sus compañeros, las que enfrentaron y fusilaron en Las Manaclas a Caamaño en 1973, etc., etc., etc.

Las Fuerzas Armadas, al igual que la Policía Nacional, no han estado al margen de la política. Al contrario, han estado viciadas por la llamada “clase política” que en última instancia es la que ha tomado las decisiones que han contribuido con su hipertrofia, con su dispersión y división.

Recordemos al presidente Antonio Guzmán. Su afán por despolitizar las Fuerzas Armadas tras su llegada al poder en 1978. Había que tener coraje y voluntad para hacer lo que hizo el presidente Guzmán con la cúpula militar de esos años. Los antecedentes militares eran funestos, con crímenes, apresamientos, torturas, ejecuciones, represiones brutales. Aquellos 12 años de los gobiernos nefastos del doctor Balaguer fueron brutales. Los militares de entonces estaban por encima del bien y del mal. Se convirtieron en ley, batuta y constitución. Hubo un momento en que parecían estar por encima, no solo de la Constitución y las leyes, sino por encima del mandato del propio jefe de Estado, hasta que llegó el PRD con don Antonio Guzmán que permitió el retorno de los exiliados, prohibió las leyes anticomunistas, liberó los presos políticos y abrió un clima democrático de paz y concordia.

Redacción

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