Opinión

Con Faride

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Sean estas mis primeras palabras para darle mi respaldo irrestricto -totalmente gratis, sin usura de ningún tipo, a la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, no por ser hija del embajador y poeta Tonny Raful, Premio Nacional de Literatura, al que me une larga amistad desde hace muchos años junto a su madre Grey, tanto es así, que en ocasiones me dice: Tío.

Sin embargo, mi apoyo no viene dado por los afectos hacia su padre, sus hermanos, sobre todo Vladi (Lenin) y Amín, grandes profesionales, hombres de bien, a los que conocí siendo apenas unos niños “, al igual que sus demás hermanos, con los que no he tenido un trato tan cercado. Todos, hasta donde sé, son ciudadanos honorables.

Faride Raful tiene estudios especializados en el país y en el extranjero. Ha sido diputada y senadora de Santo Domingo. Igualmente ha ocupado parte de la dirección tanto del Partido Revolucionario Dominicano, hoy PRM, adquiriendo una gran experiencia política. Significa que no es una improvisada, que no salió de la nada, ni que heredó el cargo ministerial que ocupa por ser hija de Tony. (No es una improvisada en el partido, en la política, ni en el Estado,

Podrá cometer errores -de hecho, creo que los ha cometido en su ya larga trayectoria política. Es una mujer, igualmente hasta donde sé, integra, capaz y honesta. Su principal deseo es cumplir con la responsabilidad que le asignó el presidente Abinader y su partido. No está en campaña.

Sus aspiraciones presidenciales, si alguna vez la tuvo o las tiene, la pospuso para cuando las circunstancias lo permitan.

Con alguna frecuencia escucho críticas muy duras y ácidas en su contra, desmesuradas y hasta ofensivas que intentan vulnerar su integridad, a lo que entiendo nadie tiene derecho.

La familia, los padres, la entidad y la privacidad de las personas deben ser sagradas, sobre todo en un “Estado democrático de derechos” donde todos debemos tener derecho a la privacidad y al buen nombre, como lo consigna la Constitución.

Todos reclamamos derechos, pero nadie quiere cumplir deberes. La democracia no me gusta, lo he dicho muchas veces, porque le da derecho a todo el mundo, a los necios como a los ignorantes, a los estúpidos como a los inteligentes, a los “brutos” como a los “inteligentes”, a los que saben leer y escribir como a los analfabetos. Los derechos humanos deben ser para los humanos derechos, no para los que nacieron torcidos o se torcieron en el camino social de sus vidas.

En este país hay que poner orden, hay que disciplinarlo de algún modo, incluso por la fuerza, si es necesario. Usted no puede hacer ni decir lo que le da la gana sin consecuencia alguna. ¡No!
Hay que poner orden, respetar las normas, los protocolos, las leyes. Nunca olvidemos que, como decía Alberto Cortez, “somos los demás de los demás”.

Redacción

Bienvenidos a la página oficial de CALLE56. Aquí podrás encontrar las ultimas noticias del acontecer mundial, nacional y de la ciudad de San Francisco de Macorís

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba