«Con un ojo abierto y otro cerrado», así pasan las noches quienes viven a orillas del Ozama

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SANTO DOMINGO.- En esta temporada ciclónica 2022 quienes viven a las orillas de los ríos no han tenido un momento de tranquilidad al pensar que lo poco que tienen pueden perderlo en un abrir y cerrar de ojos.

Sin tener como socorrerse, algunos con familia conformada hasta por ocho integrantes y sin respuesta de alguna autoridad, decenas de personas residentes en las orillas del río Ozama se sienten agobiados de vivir esa situación.

Un recorrido realizado por Listín Diario a los asentamientos precarios en República Dominicana demostró que muchos ciudadanos no están preparados para la llegada de un fenómeno natural.

José Ramírez, un señor con más de 25 años residiendo en las orillas del río Ozama compartió con este medio escrito como es el diario vivir de quienes les toca afrontar su vida alojándose en las viviendas que rodean los ríos.

“Aquí se duerme con un ojo abierto y otro cerrado”, empezó diciendo Ramírez. “Si no lo hacemos de esa forma, cuando vengan a ver ya estamos boyando en el río”, añadió el señor de 77 años.

Para Ramírez, “lo más difícil” es ver cómo se destruye lo que con esfuerzo ha construido una y otra vez.

“Yo siembro mis frutitos ahí, pero siempre el agua me los lleva, a veces digo ‘no ya no voy sembrar más’, pero cuando parece que no lloverá por un largo tiempo vuelvo y lo hago, pero el rio se me lleva todo, me daña mis trastes y me toca salir corriendo”, agregó mientras le mostraba a periodista de este diario como actualmente el río está tocando parte de su habitación, que también resulta ser toda su casa.

Cuando llueve en una cantidad considerable, los moradores de Gualey, por donde pasa el río Ozama, se ven obligados a abandonar sus pertenencias y a buscar refugio.

Según Carla Méndez, lo anterior sucede cuando tienes a donde ir, pero existen casos donde tienen que arreglárselas para quedarse ahí o buscar de algún vecino que los acoja.

“Muchos tienen familiares más arriba y cogen para allá, pero hay quienes viven aquí a la buena de Dios, que suben una lata encima de su cama para sentarse ahí y que no se lo lleve el rio”.

El Ozama es considerado el cuarto río más importante del país, pero también es uno de los que más historia arropa cuando se trata de huracanes y tormentas tropicales.

Por ejemplo, Manuel Jiménez, le comentó a este diario que para el ciclón George perdió dos miembros de familia, sin poder llorar sus cuerpos porque el río “se los tragó”.

“Esto no es fácil, yo porque no he podido salir de aquí, pero ya esta zona me ha roto varias veces, para el George mi abuela y mi tía se las llevó el río, cuando esa agua sube, no hay quien pueda estar aquí”, confesó Jiménez.  

Además del peligro que representa la crecida de este río, estas personas se enfrentan a la contaminación que se produce en las cloacas acumuladas por doquier.

Jhangeily Durán

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Redacción

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