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Gabriel Boric llega a la presidencia de Chile como promesa de una nueva izquierda

El presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, emocionó este viernes a sus seguidores en su discurso desde el palacio presidencial de La Moneda al mencionar al exmandatario Salvador Allende y parafrasear parte de su último mensaje antes de suicidarse durante el golpe de Estado del dictador Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.

«Como pronosticara hace casi 50 año Salvador Allende, estamos de nuevo compatriotas abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre para construir una sociedad mejor. Seguimos. ¡Viva Chile!», dijo Boric para cerrar su comparecencia ante una multitud.

Sus seguidores se habían congregado horas antes en la plaza frente a la sede del Ejecutivo en Santiago con banderas de colores con su nombre, globos y cánticos para recibir a Boric como una superestrella de la música entre gritos vítores y lágrimas de emoción en el cierre de la jornada de cambio de mando.

«Son parte protagónica de este proceso. El pueblo de Chile es protagónico en este proceso. No estaríamos aquí sin las movilizaciones de ustedes», señaló el exlíder estudiantil y ahora el mandatario más joven de Chile ante decenas de miles de seguidores.

El mandatario reconoció que no hubiera llegado a este cargo sin las protestas sociales que remecieron el modelo social y económico del país, en su primer discurso tras su investidura.

«El pueblo de Chile nos juzgará por nuestra obras y no por nuestras palabras», destacó durante su discurso.

Boric hizo su discurso más progresista desde la campaña para la primera vuelta de las presidenciales, en noviembre del año pasado: «Mi sueño es que cuando terminemos nuestro mandato podamos mirar a nuestros hijos, a nuestras hermanas, a nuestros padres (…) y sintamos que hay un país que nos protege, que nos acoge, que nos cuida, que garantiza derechos y retribuye con justicia el aporte y el sacrificio de cada uno de ustedes».

A pesar de que sus palabras rompen con el sistema económico que ha regido el país durante más de tres décadas, Boric apeló a la unidad entre fuerzas políticas. «Nos vamos a necesitar todos, gobierno y oposición».

– Simbolismo –

La jornada cerró igual que empezó, llena de simbolismos, saltos de protocolo y cercanía ciudadana. Boric comenzó su gobierno rompiendo los estándares vistos hasta el momento en la democracia chilena con la idea de cambiar el rumbo del país.

«Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo», dijo Boric en la mañana en la sede del Congreso, en la costera urbe de Valparaíso, a 120 km de Santiago, cuando fue nombrado presidente.

Posteriormente levantó el puño izquierdo y firmó, tras un gran suspiro, su cargo como máxima autoridad del país sin esconder su emoción por asumir con un «gran sentido de la responsabilidad y el deber ante el pueblo», dijo en su discurso final en Santiago, también emocionado, donde llegó en un auto descapotable que por primera vez era conducido por una mujer miembro de la Policía.

Junto a sus ministras (14) y ministros (10), Boric asumió para hacer frente a un país en uno de los momentos más desafiantes desde que terminó la dictadura de Augusto Pinochet, en 1990.

– Asunción –

El exlíder estudiantil recibió la banda presidencial junto al conservador Sebastián Piñera, de 72 años, quien terminó su segundo mandato (2010-2014 y 2018-2022) como parte de un ciclo político que trajo progreso gracias a un modelo neoliberal pero también dejó una gran brecha de desigualdad que detonó masivas protestas en octubre de 2019.

«Igual ha bajado gente de los cerros (de Valparaíso) para venir a protestar (por Piñera). Ahora sí tenemos un presidente de verdad, Gabriel Boric llega a la presidencia de Chile como promesa de una nueva izquierda», dijo a la AFP Ana María Soto, estudiante de 20 años.

Tras la ceremonia juraron ante el presidente Boric los ministros, empezando por Siches, médica de profesión, que será la primera mujer ministra del Interior.

Como Boric y Siches, Camila Vallejo y Giorgio Jackson son parte de la generación de estudiantes que lideraron las protestas que en 2011 reclamaron un mayor acceso a la educación gratuita y de calidad y expusieron las lagunas sociales que deja la joven democracia chilena.

La diplomática oriunda de Isla de Pascua, Manahi Pakarati, recibió como directora de Protocolo a las delegaciones internacionales, entre ellos, los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Argentina, Alberto Fernández; de Perú, Pedro Castillo; el rey Felipe VI de España; Luis Arce, de Bolivia; y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, así como el precandidato colombiano Gustavo Petro.

– La esperanza del bienestar

Boric pretende iniciar un camino hacia un Estado de bienestar al estilo de la socialdemocracia europea, para cumplir su palabra de convertir a Chile, donde el 1% de la población posee el 26% de la riqueza, en «la tumba» del neoliberalismo.

«Este es un gobierno que llega al poder en un clima político muy fragmentado, que no tiene mayoría parlamentaria y, por lo tanto, no tiene la posibilidad de hacer reformas muy radicales en el corto plazo», señaló a la AFP Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Chile.

El izquierdista asume en medio de una crisis de credibilidad de la política, un recorte al gasto público de 22,5%, una desaceleración de la economía prevista para este año, una gran migración irregular y un conflicto histórico de tierras no resuelto entre el Estado y el pueblo Mapuche.

El nuevo gobierno tendrá que dar respuesta a las demandas sociales por mejor salud, educación y jubilación, y reducir la desigualdad social.

AFP

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