Opinión

Orlando

POR NARCISO ISA CONDE.- Orlando Martínez Howley, periodista de un talento y una intrepidez creativa admirables, militante de un Partido Comunista (PCD) muy singular, tiene una actualidad sorprendente y aleccionadora. Su pensamiento transformador y su actitud ante la vida ha trascendido su época, y aún conserva una vigencia impresionante.

Orlando partió con su Microscopio en la mochila, siempre sujeto a volver. Más tarde se fue el Doctor que lo mandó a matar, auto-inculpándose con su pérfida “página en blanco” y emanando flujos de corrupción, racismo, coloniaje y despotismo.

Antes nos arrebataron a Minerva, Manolo, Amín, Maximiliano, Caamaño…

El capitalismo imperialista siguió chorreando sangre y lodo sobre esta isla caribeña, y la oligarquía imitando sus fechorías y reforzando la podredumbre acumulada.

Cúpulas y Gobiernos del PRD (desdoblado luego en PRM) y del PLD (dividido en PLD-Danilo y FP-Leonel), no tardaron en contaminarse con las nocivas emanaciones del balaguerismo, EE. UU. y CONEP.

El Profesor se fue llorando por la degradación de su PLD.

Fracciones de izquierdas que se subordinaron a opciones de esas derechas o que simplemente se derechizaron, todavía cargan con esas ataduras; lo que ha facilitado prolongar por más de medio siglo esta contrarrevolución conservadora de factura imperialista iniciada el 28 de abril de 1965 con la invasión gringa, enfrentada heroicamente durante cuatro meses.

¡Tanto que se lo dijo Orlando!

¡Léanse Microscopio!

Debilitada la oposición revolucionaria, quedaron a sus anchas los Drácula y Barnabás, MAAG, CIA, USAID y FBI. El sistema de partidos se fue enfermando de gravedad. Llegó el nefasto neoliberalismo y sus privatizaciones.

Los cambios de caras y de partidos derechistas (incluido PRM-Abinader) dentro de esta institucionalidad -apoyados por una izquierda ablandada y un progresismo gelatinoso- han reciclado, remodelado y modernizado viejas opresiones y diversas formas de corrupción. La democracia con soberanía intentada en 1963 y 1965 fueron reemplazadas por la neo-colonialidad, la partidocracia y la plutocracia, siempre cargadas de vacas sagradas.

Con el “cambio” de Abinader –ayudado por un progresismo claudicante al interior de Marcha Verde y por Trump y Pompeo- llegó el ultra-neoliberalismo y crece el neofascismo, que agregan mas racismo, machismo, pactos ominosos con Comando Sur y USAID, fideicomisos y APP, un Estado asaltado por megamillonarios y sustentado en la Constitución balaguerista del 1966 reencarnada y modernizada en la leonelista del 2010; mientras la oligarquía se inserta directamente en el Gobierno para engullirse, junto a la burguesía transnacional, lo que queda del patrimonio natural y estatal. ¡Ni el agua, que vale más que el oro, se ha quedado fuera de su agenda voraz!

Redacción

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