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EEUU busca apoyo de Brasil para intervenir frente a crisis en Haití

Meses después de que el primer ministro de Haití y la ONU pidieran una intervención internacional en ese país del Caribe arrasado por la violencia, las potencias mundiales buscan nuevas ideas sin que ningún país esté dispuesto a liderar una fuerza.

En su más reciente esfuerzo, una alta funcionaria de Washington trató de hacer avances sobre Haití en una visita a Brasil, país que encabezó una misión anterior dirigida por la ONU y miembro del Consejo de Seguridad.

Linda Thomas-Greenfield, la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, dijo que se fue con la opinión de que Brasil, bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, «se preocupa por Haití».

«Ellos quieren ver algo realizado y se comprometieron a trabajar con nosotros en el Consejo de Seguridad para encontrar un camino hacia adelante», dijo a la AFP Thomas-Greenfield en su avión de regreso desde Brasilia.

«Estamos haciendo avances, pero estamos todos frustrados porque no hemos podido hacer progresos más rápidamente«, explicó.

Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, se ha visto devastada por las crisis coyunturales de seguridad, política y salud y por las bandas armadas que controlan buena parte de la capital, Puerto Príncipe.

«Colgando sobre un abismo»

Los esfuerzos iniciales dirigidos por Estados Unidos buscaban que otra nación se encargara de la operación para restaurar la seguridad básica y las funciones del gobierno y allanara el camino para una transición política.

Sin ningún país que tome la iniciativa, diplomáticos dijeron que ahora hay otras opciones sobre la mesa, incluyendo el establecimiento de una operación convencional de mantenimiento de la paz, con contribuciones de todo el mundo. 

Estados Unidos, por mucho tiempo una potencia clave en Haití con intervenciones a gran escala al inicio del siglo XX y en la década de 1990, se ha centrado en las sanciones y en la financiación de la incipiente policía.

El presidente Joe Biden, que terminó la guerra en Afganistán, dejó claro que no pondrá la vida de estadounidenses en riesgo, pese a que su administración prometió apoyo si otro país tomaba el mando.

Canadá se consideraba el principal candidato pero su primer ministro, Justin Trudeau, también pareció concluir que una operación sería demasiado riesgosa.

Maria Isabel Salvador, representante especial de la ONU para Haití, dijo que aún espera que se presente un país o que la Comunidad de Naciones del Caribe (CARICOM) pueda tomar el mando.

Salvador dijo que también era hora de que la Organización de Naciones Unidas comience a «ser innovadora» y encuentre «otras formas de suministrar esta fuerza». 

«Nadie quiere hacerlo»

«Es bastante simple. Nadie quiere hacerloNo hay un ningún país que en este momento sienta la responsabilidad o la obligación de hacerlo», explicó Keith Mines, director del programa de Latinoamérica en el Instituto de Estados Unidos por la Paz.

El 21 de diciembre una coalición de líderes políticos, de la sociedad civil y empresarios firmaron un plan por un gobierno de transición que pueda conducir a celebrar elecciones a finales de 2023.

«Pero hay este problema del huevo y la gallina, porque es difícil ver cómo un proceso político pueda llegar a alguna parte mientras exista este colapso de la seguridad», agregó Mines.

Algunos funcionarios de Estados Unidos son pesimistas. 

Avril Haines, directora nacional de inteligencia de Estados Unidos, manifestó en su testimonio el jueves ante el Congreso su pesimismo sobre Haití al decir que «no parece que la situación vaya a mejorar pronto».

El primer ministro haitiano, Ariel Henry, pidió por intervención en octubre. Pero también enfrenta dudas sobre su legitimidad sin elecciones en Haití desde 2016 y con el asesinato en 2021 del último presidente Jovenel Moïse.

AFP

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