Opinión

No a los apolíticos

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- De un tiempo a esta parte hemos estado vendiendo la idea, errónea, por cierto, de que los miembros de los partidos políticos son unos sinvergüenzas, sin escrúpulos, que van al Estado para robar, razón por la cual es necesario buscar personas “independientes” que no tengan ningún vínculo partidario.

No creo en los “independientes”, en los “imparciales” ni en los “notables” que van a los cargos públicos.
Jamás proclamaría que soy un periodista “independiente” o “imparcial”, porque tal cosa no existe, como tampoco existe la apoliticidad. Hace muchos siglos que Aristóteles lo estableció. El hecho de que usted no participe en la actividad política no lo hace “independiente” ni “imparcial”. ¡Eso debe quedar claro!

La experiencia de los últimos años enseña que los “notables”, “independientes” y “apolíticos” no han resuelto los problemas cuando asumen posiciones en las instituciones estatales. Solo hay que ver lo sucedido históricamente en la Junta Central Electoral, en la Cámara de Cuentas y en muchas otras instituciones.

Creo en la gente que asume posiciones, que defiende lo que piensa y lo dice sin tapujos, que asume las consecuencias de sus actos. No entiendo a los dirigentes políticos que no creen en los políticos, que los satanizan y los aborrecen.

Pienso que el presidente Luis Abinader se equivoca cuando prefiere a los “independientes” antes que a los dirigentes de su propio partido para ocupar determinados puestos en el Estado.

Esa discusión la tuvimos cuando Eddy Olivares aspiraba a la presidencia de la Junta Central Electoral. Yo habría preferido mil veces al doctor Olivares que, a cualquier otra persona, porque entendía y entiendo tiene los méritos profesionales, la experiencia, el conocimiento y los valores éticos y morales para desempeñar una posición en el Estado.

En el PRM, al igual que Olivares, hay mucha gente valiosa que ha trabajado por el bienestar del país sin pasarle factura, gentes dispuestas al sacrificio por el bien del país.

No es justo que luego, cuando su organización por fin gana el poder sean desechados por su compromiso partidario, no por su capacidad y su vocación de servicio a los demás ¿Cuál es el mensaje que le estamos enviando a la población, especialmente a la juventud? Que no se afilie a ningún partido, que no se convierta en militante, ni en dirigente, porque no vale la pena, que es mejor ser un tránsfuga o un oportunista trepador con trata de “independiente” o de “apolítico”.

¿Estamos diciéndole a los jóvenes que la política es sucia, que lo único importante en la política son los resultados, no la ética ni la moral, como predicaban los dirigentes del PLD en el poder? Acaso no fue Juan Pablo Duarte, quien dijo que la política no es especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía.

Redacción

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