Antonio Guzmán: verdadero padre de la democracia
POR DANILO CRUZ PICHARDO.- Es innegable que el doctor Joaquín Balaguer fue un presidente constructor, que levantó escuelas, carreteras, puentes, edificios de apartamentos y de oficinas, presas, hospitales, instalaciones deportivas, entre otras, pero esas grandes obras quedaron empañadas por las violaciones a los derechos humanos cometidas en los famosos 12 años, donde miles de jóvenes fueron asesinados, decenas desaparecidos y exiliados y cientos fueron encarcelados.
Balaguer atribuía, de forma cínica, el terror político a sectores incontrolables, pero era precisamente él que estimulaba la politización de las Fuerzas Armadas y la creación de un organismo paramilitar y criminal como la “Banda Colorá,” ideado y protegido por Enrique Pérez y Pérez, desde la jefatura de la Policía Nacional. No hubo libertades políticas y ante un escenario tan desfavorable el Partido Revolucionario Dominicano, principal de oposición, tuvo que abstenerse en los certámenes de 1970 y 1974, a pesar de contar con la aprobación de la mayoría de los electores. Balaguer jamás debió ser declarado “padre de la democracia.”
El verdadero padre de la democracia dominicana es don Antonio Guzmán Fernández, quien gobernó al país durante el período 1978-1982. Tan pronto llegó a la jefatura del Estado puso en retiro a decenas de militares asesinos, despolitizó a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, aprobó que el nuevo Congreso Nacional derogara la ley que prohibía la práctica del comunismo, se permitió el ingreso de todos los exiliados, los presos políticos fueron excarcelados y ningún dominicano fue perseguido por razones ideológicas.
Guzmán dio el primer ejemplo de que con enemigos no se gobierna, que fue el error cometido por Juan Bosch, al llegar al poder el 27 de febrero de 1963, al dejar a todos los generales trujillistas en sus respectivos puestos, a pesar de que la Constitución de República de 1963 establecía que en calidad de presidente era el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional y estaba facultado, por consiguiente, a poner en retiro a los enemigos de la democracia enquistados en los cuartales dominicanos.
Pese a que a partir de 1978 los precios del petróleo subieron, mientras el del azúcar bajó, lo que provocó déficit en la balanza comercial, don Antonio incrementó el salario mínimo de 60 a 125 pesos mensuales, sin alteración de la tasa de cambio.
¿Cómo lo logró? Reduciendo a cero los niveles de corrupción pública. El primer acto de irregularidad se produjo en el Instituto del Algodón, cuyo director era compadre del presidente, siendo debidamente sancionado con destitución y apresamiento.
Don Antonio no era un intelectual, pero hombre honesto, responsable y valiente para tomar decisiones, exhibiendo voluntad y condiciones de buen gerente. Como antecedentes había sido ministro de Agricultura en el Gobierno de Bosch y compañero de boleta de este último en los comicios de 1966.
Ya antes había sido barajado como presidente provisional en el período post guerra de 1965, oferta que rechazó por las condiciones que imponían los Estados Unidos. Para 1974 fue candidato del Acuerdo de Santiago, coalición que tuvo que retirarse días antes de la celebración del torneo electoral, ante el incremento de la persecución política registrada en todo el país.
El presidente Guzmán fue un hombre respetuoso de la separación de los poderes públicos. Nunca interfirió ante el Congreso Nacional ni ante el Poder Judicial. El Senado, producto del Fallo Histórico, que despojó al PRD de cuatro senadores, siguió bajo el control de Balaguer, que permitía a su vez que el caudillo reformista domine la judicatura, cuyos miembros eran designados, para la época, por la denominada cámara alta.
Si algún error se le puede atribuir a Guzmán es el distanciamiento que guardó con el doctor Peña Gómez, líder del PRD y hombre que diseñó la estrategia para desalojar a Balaguer del poder por la vía electoral. Don Antonio le reprochaba a Peña que calificara su gobierno de “transición”.
El presidente sostenía que su gestión era de transformaciones y tenía razón, porque fue el hombre que introdujo la democracia a la República Dominicana. En lo que se perdió el primer mandatario fue en el maltrato que se le atribuye a su hija Sonia al secretario general del PRD, lo que provocó que el líder no visitara más el Palacio Presidencial.
Sin embargo, los problemas internos del PRD e inclusive personales, no reducen la estatura de don Antonio. Para el suscrito Guzmán Fernández es el padre de la democracia e hizo el mejor gobierno que conozca en lo que tengo de existencia. ¡Excelente gobierno!