Lección UASD

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POR NARCISO ISA CONDE.- No se puede derrotar al adversario que representa un peligro para la colectividad donde se actúa y para la sociedad donde se compite por el poder, si no se combate a fondo, contundentemente y con calidad moral para hacerlo; y si no se asume una propuesta transformadora bien diferenciada. Ese fue el caso reciente de la UASD, el único centro de educación superior de carácter público.

En sus comicios actuaron contra ese status quo ya debilitado, tres factores de poder interrelacionados: 1) el clan de profesores negociantes, el conjunto estatal Abinader-Gobierno-Ministerio de Educación Superior-Facción partidista y aliados, 3) el poderoso binomio USAID-USA, oligarquía capitalista con su estrategia privatizadora de todo lo público y social, favorecida por un gobierno súper empresarial que se propone reelegirse, comenzando por este asalto a la UASD, vía la plataforma rectoral de Eritrudis Beltrán.

La verdad es que del equipo que conformó la plataforma opuesta a la triunfadora, no se escucharon planteamientos que caracterizan la trilogía contraria y su amenazante estrategia anti-UASD, en la que se combinan agentes de la corrupción interna, reeleccionismo atropellante y neoliberalismo colonialista, camuflados de modernización.

Primó el conservadurismo, el temor al gobierno empresarial –privatizador, propuestas timoratas y la contemporización con la degradación que viene erosionando la Autonomía y el Fuero, desnaturalizando el Movimiento Renovador y la calidad académica; a pesar de los buenos atributos éticos, y académicos de no pocos de sus candidatos.

Además de esa actitud evasiva, del propio Asjana escuché que en esos comicios no había intervención partidista ajena a los intereses da la UASD y me asombró su regocijo al recibir el respaldo de Hipólito Mejía y su facción PRM.

El conservadurismo afecta hasta a los no formalmente conservadores. Operó asì la lógica de quienes frente al PLD apoyaron a Abinader, los cuales recientemente se han separado de su reeleccionismo, asumiendo un “progresismo” muy ambiguo. Todo esto facilitó ese asalto que agravará la crisis interna y facilitará la estrategia privatizadora del gran capital, con el Grupo Vicini y EE. UU. a la cabeza, posiblemente en una modalidad de Alianza publico-privada.

Pero lo peor de todo es que en lo electoral-nacional, infectado de racismo antihaitiano, el predominio de un leonelismo protegido, carente de autoridad moral, más la actitud de un progresismo electoralista todavía marginal y temeroso de desnudar las esencias perversas de la institucionalidad vigente y de la opción continuista, esto facilita los planes gubernamentales-oligárquicos; a no ser que la agudización de la crisis y el poder del pueblo en las calles, con propuesta de proceso constituyente incluido, se los lleve de paro.

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Redacción

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