Opinión

Montaner

POR JULIO MARTINEZ POZO.- Carlos Alberto Montaner, el periodista, escritor, comentarista y pensador cubano, con una vida en el exilio batallando desde el frente intelectual por la derrota de la dictadura castrista, consagración que la extendió a la lucha por la democracia en toda América Latina y en el mundo, contra su voluntad, ha percatado a todos sus admiradores y detractores, de que lamentablemente se retira de la escena, que su presencia en los debates de la actualidad, será por las referencias de lo que ha legado.

Por razones de salud, sencillamente no puede más: “Me jubilo sin júbilo alguno. Me retiro del “columnismo”. Mis columnas, durante años, las distribuyó mi colaboradora más estrecha, Lucía Guerra. He cumplido 80 años. Padezco parálisis supranuclear progresiva (PSP). El nombre lo dice todo.

“Es una enfermedad rara del cerebro. Me la diagnosticaron en el hospital Gregorio Marañón -uno de los mejores de España- tras una resonancia magnética. Tres por cada 100.000 la padecen. No es contagiosa, ni heredada. No hay cura para ella. No se sabe cómo comienza ni por qué se origina. Es de la familia del parkinsonismo, pero sin temblores. De ahí la confusión en el diagnóstico. Se caracteriza por impedirme conversar bien y leer, más allá de los titulares (Linda, mi mujer, y nuestra hija Gina, me leen los diarios), no así escribir todo los “bien” que me ha permitido llevar más de medio siglo escribiendo -entre otras cosas- una columna sindicada a la semana. He escrito miles de columnas y debo a mis artículos todo lo que he hecho posteriormente».

“Este PSP que ahora me afecta se caracteriza (como el otro, el de los comunistas cubanos) por el “habla lenta o arrastrada” que hizo que dejara los comentarios en CNN en español (donde tanto compartí con Andrés Oppenheimer, Camilo Engaña y otros notables periodistas), pese a los esfuerzos por retenerme que hizo mi amiga Cynthia Hudson, presidente de la cadena. O en 20 estaciones de radio, comenzando por “El Sol de la Mañana”, bajo la dirección del matrimonio dominicano Espaillat, Montse y Antonio, siguiendo con “La Hora de la Verdad” en RCN de Bogotá”.

Antes de que viviéramos la pandemia de Covid19, cuando publicó sus memorias tituladas “Sin ir mas lejos”, adelantaba que presentía la aproximación de una pausa definitiva en su labor intelectual:

“Llegó la hora de recapitular. Hay que ir haciendo las maletas. Desaparecer es una actividad ingrata que solo se justifica porque es la única prueba irrefutable de que hemos vivido. Si la vida fuera eterna, seria otra cosa muy cercana a las pesadillas. Lo dice Borges en su famosa milonga, utilizada como algunos exergos de este libro “morir es una costumbre que sabe tener la gente”. Como, al menos hasta ahora, es inevitable persistir en esa costumbre, lo más saludable es que no nos sorprenda sin deberes hechos”.

“Pensé demorar la redacción de estos papeles hasta ver el fin de la dictadura de los Castro, que incluso ha resistido la muerte de Fidel, pero todo parece indicar que el régimen conseguirá prolongar su existencia mucho más que yo la mía, aunque mi médico, sabio e incorregiblemente optimista, me augura una larga vejez. Si acierta, y si el tiempo no me ha castigado las neuronas excesivamente, acaso entonces le agregaré el capítulo final a lo que ahora escribo”.

Redacción

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