Opinión

¿Quién asesora al presidente?

POR LUIS ENCARNACION PIMENTEL.- PERSPECTIVA. Especialmente por los informes y datos que le llegan desde los organismos de seguridad y por distintas otras vías, se da por sentado que la persona del jefe del Estado es el ciudadano más y mejor informado del pais.

Nosotros, que desde Salvador Jorge Blanco hasta Luis Abinader hemos tenido amistad y momentos de comunicación privilegiada con el cabeza del Palacio y de la nación, nos atrevemos a afirmar que lo planteado de entrada, depende y es muy relativo.

Sencillamente, porque a quien gobierna muchas veces le llegan informaciones interesadas, “acomodadas” o mediatizadas, porque en ocasiones los que las suministran responden a agendas particulares; es el producto del protagonismo o la competencia entre titulares de las agencias de investigación; porque no todo el que le llega a un presidente “se la juega” ofreciendo toda la verdad y está en disposición de asumir las consecuencias, y porque algunos se inclinan por privilegiar el relato de lo que entienden puede resultarle agradable al oído del gobernante, esto es, decirle lo que creen que esa persona quisiera oír, aunque sea una distorsión de la realidad o lo contrario a esta.

De ahí que los presidentes -y para lo que necesitarían suerte y una lealtad del entorno no siempre sometida a prueba- tienen que afinar muy bien su tino y oído; cruzar las informaciones que reciben y saber, preferentemente, qué dice y cómo piensa el pueblo, en especial la base, no lo que llega a través del funcionario o de un “compañero” del Partido que esta “guisando”, y que no está en la lista de “entruñados” porque no lo tomaron en cuenta, después de haber hecho campaña por Abinader y por “el cambio”.

Que conste, que una cosa es recibir muchas y diversas informaciones, y otra estar bien y correctamente informado. Y aunque un presidente termina sabiendo de todo mucho (quizá algún equivocado hasta piense que lo sabe y puede todo desde el poder), vale mucho que el gobernante no solo este asesorado, sino bien y oportunamente asesorado, para evitarse críticas y mofas -de oposición o no- que hacen su roncha y empañan el éxito. Por ejemplo, el dato de los jóvenes ingenieros y lo del pollo -que al igual que el arroz, es un tema político- “rechinó” (¿) en el discurso presidencial del 27. Llevó a recordar la famosa fórmula de Ito Bisonó y el precio de los combustibles, cuando era de oposición, y que más infeliz no pudo ser. ¿Por qué no la hace ahora, con los mismos números, que es el ministro responsable de fijar los precios?

Creo, de verdad, que el Gobierno debe revisar su estrategia o cambiar de estrategas, a fin de venderse y defenderse mejor, y con más éxito. Porque siendo más certeros y definidos en el manejo del discurso y de la imagen (despejar las dudas con el tema migratorio y de soberanía), la gente del PRM-gobierno pudiera evitarse algunas críticas, incluso de opositores que, desplazados del poder por sus errores y faltas graves en el desempeño público, están descalificados para tirarse temprano al ruedo, y envalentonarse con el tono alto que lo hacen algunos voceros, olvidando que aún tienen cuentas y cosas por aclarar con la justicia y con el país (?).

Redacción

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